viernes, 12 de noviembre de 2010

LA VIDA UNIVERSITARIA

Ya que últimamente me he dedicado bastante al estudio se me hizo interesante hablar sobre los profesores y alumnos universitarios.

Sucede que hay una diferencia abismal entre los profesores del colegio o la pre y los de la universidad. Estos últimos llegan a parecerte extremadamente despiadados con sus malditas lecturas y sus controles semanales, pero para la tranquilidad de los estudiantes siempre hay profes, por decirlo suavemente, no muy fregados.

Cuando ingresé, a diferencia de otras facultades, yo tenía que armar mis propios horarios, por ende, debía escoger a mis profesores. De alguna manera esa es un arma de doble filo: por un lado tienes libertad de entrar con el profesor y el horario que se te acomode más, lo malo es que al ser nuevo no conoces a los profesores y al final tu horario termina hasta las patas. Cuando te pasan este tipo de cosas (meterte con profesores malos o tener horarios jodidos, tienes una especie de “segunda (y hasta tercera) oportunidad”, algo que llaman “rectificación de matrícula”, es decir, te puedes cambiar con el profesor que desees en el horario que te parezca mejor. Usualmente la gente usa este mecanismo (que tiene fechas fijas) por razones como:

- El profesor es malísimo: Aceptémoslo, profesores malos hay en todos lados, y a veces por no conocer terminamos en la clase de un tipo del que verdaderamente no podemos aprender nada.
- El profesor es muy exigente: Aunque cueste aceptarlo, cuando un profesor deja demasiadas lecturas, califica bajo y simplemente deseas asegurar tu nota, buscas a otro.
- Necesitas un curso “huevo”: Pasa que cuando te metes con los profesores más exigentes (evidentemente para aprender más) necesitas dedicarle más tiempo a estos cursos. Al no tenerlo, debes buscarlo en cursos con profesores fáciles.
- Estás jalado en la mayoría de notas de un curso: Aunque parezca medio injusto (para los demás), cuando te rectificas la mayoría de profesores no toma en cuenta las notas del anterior profesor.

De cualquier modo, si todos tuviéramos la oportunidad de arreglar nuestros errores ¿por qué no lo haríamos? Y es que, como ya dije antes, profesores hay de todo tipo y en todos lados se encuentran. Me quiero aventurar a clasificarlos desde mi punto de vista:

Profesores malos
Usemos este término no como exigente, sino como un profesor que en realidad es malo enseñando. Estos profesores son esos que te hacen ir a sus cátedras y se aparecen una hora y media más tarde o mandan a su asistente a que te floree un rato. Estos profesores también son conocidos por su fama de “hueveros” (como vulgar y usualmente son llamados), son los que no hacen clase y justamente por eso estás en su clase, son profesores con los que justamente sabes que tu poco –a veces hasta inexistente-- esfuerzo te va a dar frutos.

Profesores regulares
Son esos que tú eres consciente que no son los mejores pero que tampoco son tan fáciles, mejor dicho, son los profesores con los que puedes aprender. No te mandarás muchas amanecidas pero saldrás aprendiendo algo.

Profesores buenos
Son esos profesores que enseñan como en 20 universidades, tienen libros y después de una de sus clases sales supermotivado o sintiéndote muy… muy pequeño.


Y ya que hablé de los profesores y hasta los clasifiqué, haré lo mismo con nosotros los alumnos:

Desde el punto de vista político

Los políticos
Son los alumnos que toman una posición política y reconocidamente son “pintados” por todos los demás; me refiero a los clásicos rojos y amarillos que siempre están en constantes conflictos, los primeros usualmente encabezan las luchas sociales y los otros son considerados los reaccionarios, que están a favor del sistema y aman a Estados Unidos.

Los apolíticos
Son los que decidieron no participar en política, ellos dicen haber ido a estudiar a la universidad (lo que es lógico) mientras el otro grupo les increpa que son indiferentes, aunque eso usualmente los tiene sin cuidado. Solo suelen manifestarse cuando hay tomas y perjudican sus clases, entonces “saltan” y se pintan de amarillo.

Desde el punto de vista académico
Los chancones
Son los que usualmente encuentras en las bibliotecas o enclaustrados en sus casas leyendo todo el día, con los ojos rojos y hablando rápido de tanto que repasan. Obviamente tienen la mayoría de cursos con los profesores buenos, los únicos cursos “huevos” que tienen son aquellos que sacrifican para aprender más de los otros.

Los que tienen “vida”
Se sacan buenas notas pero son más normales, estudian para los controles, parciales y demás pruebas, tienen mucha vida social en la universidad y tienen un balance entre profesores buenos, malos y regulares.

Los perdidos
Son de los que cuando los ves usualmente te preguntas cómo rayos entraron a la universidad. Casi nunca están en la biblioteca y por lo general pululan con más gente por los alrededores de los salones (cuando tienen clase). Hay ocasiones en que un “perdido” en realidad pertenece a la clasificación anterior pero a simple vista la gente piensa que es un reverendísimo flojo.

Dentro de los perdidos usualmente están:
- Los peloteros: por lo general la gente se lleva la impresión de que no estudian.
- Los timberos: paran jugando póquer afuera de las facultades, es más o menos razonable que la gente piense que están perdidos.
- Los juergueros: los ubicas en los huecos y de noche en los parques y en verbenas. Están en cualquier lugar donde haya alcohol y/o baile.
- Las calabazas: son chicas muy simpáticas que usualmente nadie sabe cuál es el sentido de su vida (son pocas).
- Los obligados: son aquellos que estudian una carrera que no quieren y están ahí por culpa de sus viejos.

Más o menos esa es mi visión de los personajes universitarios, tomando como universo mi facultad… supongo que no difiere mucho del resto de facultades y universidades…^^

http://blogs.elcomercio.pe/tengo18/2009/08/alumnos-y-profesores.html

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