martes, 10 de mayo de 2011

VIVIR ES HERMOSO


No nos dejemos arrastrar

Autor: Guillermo Giacosa

Este amontonamiento de seres humanos que parece ser el mundo tiene múltiples pero ocultas facetas que invitan a reafirmar la fe en la vida: son innumerables los actos de amor y solidaridad que ocurren cada día sin que nos enteremos de ello. Si la prensa tumba millones de árboles para revelarnos el lado oscuro de la existencia y para defender sus intereses, nos quedaríamos sin un solo bosque si se relatara la entereza y el desprendimiento de gran parte de la humanidad. 

Hay, en la realidad, más empatía que enfrentamientos, más generosidad que codicia, aun cuando la estructura social y los valores “modernos” nos orienten en esa dirección. Las disputas se ventilan a los gritos, el amor se celebra en silencio. Por cada trompada hay miles de caricias. Por cada agresión, incontables brazos que se abren para recibir al prójimo. El cerebro humano, cuentan las neurociencias, ha sido diseñado para empatizar, es decir para comprender al otro, para ponerse en el lugar del otro. A los bebés les hacer llorar el llanto de otros bebés, a los niños, en su primera infancia, el dolor de otros niños los conmueve al extremo de llevarlos hasta su propia madre, aquella que siempre los consuela, para que consuele al extraño. Cada vez que un médico coloca al recién nacido en el pecho de quien acaba de parir se produce una impronta amorosa que sella un vínculo que suele durar el resto de la vida. Estamos dotados, junto a otras especies, que también sufren, se emocionan y hasta ofrecen la vida por su descendencia, de un poderoso e incontrolable impulso destinado a proteger y honrar la vida.

La maraña creada por una sociedad de 7,000 millones de habitantes no ha logrado desbaratar estos impulsos, pero ha creado el hábito de hacernos sentir que los impulsos contrarios, lo que honran la muerte, los que simbolizan la necrofilia, son los que predominan. La lucha por el poder, como estamos viendo actualmente en el Perú, agudiza esa tendencia y exacerba instintos destructivos que representan la parte más primitiva de nuestra naturaleza

lunes, 9 de mayo de 2011

A UN MINUTO DE TI


Mikel Erentxun "3 noches en el Victoria Eugenia" (2008)

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Después de 6 discos en solitario, Mikel decide cerrar una etapa de su carrera que inició en 1993 con Naufragios, su primer disco al margen de Duncan Dhu.
En este "3 noches en el Victoria Eugenia" se hace un repaso por esos 15 primeros años de carrera en solitario. Muchos grandes éxitos ("A un minuto de ti", "Esta luz nunca se apagará", "Mañana"...), sorpresas ("A flor de piel", "Interludio"...), y sólo un tema de Dunca Dhu, que encima no es de los más obvios ("La herida").
Mikel dice que quiere hacer borrón y cuenta nueva. Dice que va a haber muchos cambios a partir de ahora. Quiere soltar lastre y dejar atrás el repertorio que ha estado interpretando durante estos últimos años.
Y qué mejor forma de hacerlo que llenando tres noches consecutivas el Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián, el mismo teatro en el que Duncan Dhu grabó su disco en directo en 1994 (aunque el disco no se editó hasta 1995).
Para esta ocasión le acompañan "Las malas influencias", una banda compuesta por sus músicos actuales (Rufo en la batería, Rubén Caballero en el bajo y Manolo Mejías en el bajo) más algún viejo conocido: (Joserra Senperena en los teclados y acordeón, Fran Iturbe en la guitarra). Cinco músicos en el escenario, más el propio Mikel, que toca la guitarra durante casi todos los temas. Una auténtica apisonadora que a veces te aplasta ("Arde Madrid" o sobre todo el final de "Acróbatas"), pero que también sabe tocar suave ("A flor de piel", o la impresionante revisión de "Todo es igual siempre", la versión de Morrisey).
Y cómo no, también hay colaboraciones. Las mejores: Bunbury ("Cartas de amor (cuando no hay amor)") e Iván Ferreiro ("De espaldas a mí"). Se salvan Leyva (en una nueva y sorprendente versión de "A un minuto de ti") y Rafa Berrio ("Tu nombre en los labios"). Y no pega ni con cola Amaia Montero (en "Lai teilatu", versión de Itoiz).
Un gran disco en directo, con un excelente sonido (y eso que está sin retocar en estudio) y sobre todo, con un repertorio inigualable. No en vano Mikel es uno de nuestros autores más prolíficos (9 discos con Duncan Dhu y 6 en solitario, algunos de ellos dobles y sin contar recopilatorios ni directos).
En "3 noches en el Victoria Eugenia" se permite el lujo de no recurrir a los viejos hits de Duncan Dhu (comparen con otros compañeros de generación).

Como bonus track, el disco trae un tema grabado el directo, también en el Teatro Victoria Eugenia, pero a puerta cerrada. Se trata de "El club de las horas contadas" con Diego Vasallo, el otro 50 % de Duncan Dhu.
Y al doble CD le acompaña un DVD titulado "El club de las horas contadas", que incluye un resumen del concierto, entrevistas, bakstage...